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La principal diferencia con la harina blanca es su contenido de fibra. Esto se debe al proceso de refinamiento por el que pasa la harina blanca que separa la parte rica en fibra. Una dieta rica en fibra te aportará numerosos beneficios: evitará que te constipes, reducirá tus niveles de colesterol en sangre y hasta puede ayudarte a prevenir la obesidad.
Al conservar la cubierta exterior del grano (el salvado) y el germen de trigo, aporta vitaminas que la harina refinada no posee: B-1, B-3 y B-5. Además, cuenta con minerales, hierro y ácidos grasos esenciales beneficiosos para nuestro organismo.
Cuando comés carbohidratos el cuerpo los transformar en glucosa (azúcar) y los ingresa en el torrente sanguíneo para brindarle combustible a tus células. Con la harina refinada hay probabilidades de que se produzcan picos y caídas abruptas de azúcar, provocando más hambre incluso cuando pasó poco tiempo desde la última comida. La harina integral previene estos altibajos y ayuda a mantener estables los niveles de azúcar.
La fibra de la harina integral atrapa y arrastra el exceso de grasa consumida a través de los alimentos, depurando al organismo de sustancias tóxicas. Además, los antioxidantes presentes en esta harina limitan el transporte del colesterol “malo” hacia las paredes arteriales y los tejidos.
La harina integral puede ayudarte a bajar de peso porque genera una mayor sensación de saciedad que la blanca. Tu cuerpo tarda más tiempo en digerir esos granos enteros que los procesados y por eso te a sentir llena con rapidez.
Podemos afirmar entonces que los carbohidratos son necesarios para una alimentación saludable, pero la clave está en elegir aquellos que resulten beneficiosos para nuestro organismo y evitar los que lo perjudican.
La principal diferencia con la harina blanca es su contenido de fibra. Esto se debe al proceso de refinamiento por el que pasa la harina blanca que separa la parte rica en fibra. Una dieta rica en fibra te aportará numerosos beneficios: evitará que te constipes, reducirá tus niveles de colesterol en sangre y hasta puede ayudarte a prevenir la obesidad.
Al conservar la cubierta exterior del grano (el salvado) y el germen de trigo, aporta vitaminas que la harina refinada no posee: B-1, B-3 y B-5. Además, cuenta con minerales, hierro y ácidos grasos esenciales beneficiosos para nuestro organismo.
Cuando comés carbohidratos el cuerpo los transformar en glucosa (azúcar) y los ingresa en el torrente sanguíneo para brindarle combustible a tus células. Con la harina refinada hay probabilidades de que se produzcan picos y caídas abruptas de azúcar, provocando más hambre incluso cuando pasó poco tiempo desde la última comida. La harina integral previene estos altibajos y ayuda a mantener estables los niveles de azúcar.
La fibra de la harina integral atrapa y arrastra el exceso de grasa consumida a través de los alimentos, depurando al organismo de sustancias tóxicas. Además, los antioxidantes presentes en esta harina limitan el transporte del colesterol “malo” hacia las paredes arteriales y los tejidos.
La harina integral puede ayudarte a bajar de peso porque genera una mayor sensación de saciedad que la blanca. Tu cuerpo tarda más tiempo en digerir esos granos enteros que los procesados y por eso te a sentir llena con rapidez.
Podemos afirmar entonces que los carbohidratos son necesarios para una alimentación saludable, pero la clave está en elegir aquellos que resulten beneficiosos para nuestro organismo y evitar los que lo perjudican.